El origen de la lengua japonesa es una de las cuestiones lingüísticas más disputadas. Por un lado, es sintácticamente parecida a las antiguas lenguas asiáticas cómo el turco o el mongol. Igualmente no se puede negar su similitud gramatical con el coreano, aunque el vocabulario de ambos idiomas no tiene mucho en común, a excepción de algunas palabras originarias de chino que ambos comparten. Por otro lado es evidente que tanto su morfología como su vocabulario estuvieron influenciados por las lenguas malayo-polinesias. La única relación probada del japonés con otro idioma es la que le relaciona con el Ryukyu, idioma hablado en las Islas Ryukyu. Y al que muchos lingüistas le consideran un dialecto del japonés. Todo esto nos muestra lo difícil que resulta clasificar este idioma.
Cómo ya hemos dicho, el japonés no sólo tiene abundancia de palabras nativas, sino también un buen número de origen chino. Muchos de esos términos, están tan arraigados a la lengua japonesa que los nativos ya no los identifican como extranjeros. En los últimos tiempos el japonés también ha adoptado palabras del inglés y de otras lenguas europeas. Por ejemplo: newscaster (presentador de noticias) o volunteer (voluntario). También el japonés ha “exportado” palabras a otros idiomas. Por ejemplo: futon, geisha, judo, sudoku, manga, kimono, tempura, sushi o tsunami.
El japonés utiliza dos sistemas de ortografía:
El rōmaji: es la representación del japonés con el alfabeto latino.
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